Trastornos Asociados a Necesidades Bilógicas del Sueño
Trastornos del Sueño (Pesadillas, Terrores Nocturnos)
El
fenómeno del sueño ha sido objeto de interés durante siglos, lo cual no es
sorprendente ya que pasamos la tercera parte de nuestra vida durmiendo. Por
ello, múltiples investigaciones han intentado clarificar los procesos
implicados en el sueño, así como en sus trastornos, para de esta forma mejorar
la calidad de vida del ser humano. A pesar de que las alteraciones del sueño
son tan antiguas como el hombre y constituyen uno de los trastornos más
frecuentes en la actualidad, hace relativamente pocos años que se ha empezado a
estudiar de forma sistemática qué sucede mientras dormimos y por qué ciertas
personas tienen dificultades para conciliar o mantener el sueño. Por ello,
todavía hoy es difícil formular una definición satisfactoria del sueño y
conocer las razones por las que dormimos.
Definiciones
Sueño
El
sueño es un fenómeno elemental de la vida y una fase indispensable de la
existencia humana. Se puede definir como la disolución fisiológica del estado
de conciencia o como uno de los cambios o fenómenos básicos que ocurren en el
sistema nervioso en cada ciclo de 24 horas
Trastornos del sueño
Los trastornos del sueño son aquéllos que afectan la capacidad para dormirse y/o para mantenerse dormido, y provocan que se duerma demasiado o se produzcan conductas anormales asociadas al sueño. Son comunes en niños y pueden ser temporales, intermitentes o crónicos. Se ha encontrado una prevalencia de 0,2 a 10 %.2 El sexo femenino y la progresión en edad son factores de riesgo.
Los
trastornos del sueño constituyen un grupo muy numeroso y heterogéneo de
procesos. Hay muchísimas enfermedades que cursan con algún trastorno del sueño
como uno más de sus síntomas. Por ello, las clasificaciones han buscado
clasificar los trastornos del sueño como enfermedades propias y no sólo como
síntomas. Sin embargo, el modo de clasificar tales enfermedades se ha basado,
en la mayoría de los casos, en el síntoma principal, y por ello se dividían en
insomnios, hipersomnias, parasomnias
Evolución Histórica Del Concepto De Sueño
El término sueño proviene del latín somnus, siendo definido por la Real Academia Española de la Lengua como el «acto de dormir», y éste como la «suspensión de sentidos y movimientos voluntarios»; hoy este concepto de suspensión se considera erróneo.
Los estudios acerca del sueño han ido evolucionando a lo largo del tiempo en función del desarrollo de las distintas culturas; así, podemos diferenciar varias etapas:
· Período
Filosófico: Antigüedad-Siglo XVII
En este primer período se plantearon diversas hipótesis acerca de por qué se producía el estado de sueño. En realidad, no eran más que especulaciones dado que no se realizaba ningún tipo de investigación que pudiese confirmar tales creencias.
Una de las primeras hipótesis sobre el sueño fue planteada en el siglo vi a.C. por Alcmeón de Crotona, quien consideraba que el sueño era producido por un incremento de sangre en las venas (hipótesis vascular). Un siglo más tarde, Empédocles de Agrigento proponía la hipótesis térmica (el sueño era provocado por un aumento de la temperatura corporal).
Por su parte, Hipócrates relaciona ambas hipótesis al considerar que el sueño era resultado de fluctuaciones vasculares y térmicas. No menos curiosa resulta la hipótesis de la ingesta propuesta por Aristóteles.
En los textos religiosos (véase el Antiguo Testamento o los Evangelios) también se pueden encontrar frecuentes alusiones al sueño, en la mayoría de los casos asemejándolo con la muerte. Pero sin duda, la hipótesis más «sofisticada» fue la de Hildegard Von Bingen, una monja benedictina del siglo xii quien reformula la hipótesis de la ingesta en los siguientes términos: «el hombre tiene dos condiciones que son la vigilia y el sueño.
Por medio de estos estados su cuerpo se nutre mediante el alimento y el descanso.
Antes del pecado original, el sueño de Adán era un sueño profundo y contemplativo; así, el alimento deleitaba sólo la vista, con el único fin de alegrar y enriquecer al hombre espiritualmente.
El pecado original transformó su cuerpo en algo débil que tiene necesidad de revigorizarse con el sueño y el alimento.
La carne se
regenera con la alimentación y la médula con el sueño, después de haberse
desgastado y debilitado durante la vigilia.
· Período Precientífico: Siglo XVIII-1929
A partir del siglo xviii se incrementa el interés por el sueño y surgen así un gran número de hipótesis que tratan de explicar el curioso fenómeno del sueño.
Podría decirse que durante este período ya comienza a aparecer el interés por una explicación con base fisiológica.
Algunos ejemplos podrían ser la hipótesis de que la fatiga produce una disminución de oxígeno en el cerebro, lo que termina provocando el sueño; que la fatiga tiene como consecuencia la hinchazón de las neuronas, lo cual produce el sueño; que el sueño es el resultado de una disminución del flujo cerebral; que es producido por una retracción de las dendritas neuronales; la hipótesis de la inhibición condicionada de Pavlov; hipótesis químicas (debido a sustancias en el suero sanguíneo); hipótesis endocrinas (el sueño se produce por la influencia de hormonas vagotónicas); etc.
Durante este período, más concretamente, en la segunda mitad del siglo xix, hay que resaltar las reflexiones de Griesinger, que es el primer autor que considera el sueño como un fenómeno activo y no como un estado pasivo como se había considerado hasta entonces.
· Período Científico: A Partir De 1929
Consideraciones Acerca De La Necesidad Normal De Sueño
La
cantidad necesaria de sueño en el ser humano depende, tal como se propone en el
modelo anterior, de factores biológicos, conductuales y ambientales; la forma
en que actúan estos factores varía considerablemente de unas personas a otras.
Así, hay personas con patrón de sueño largo que necesitan dormir más de ocho
horas y otras que con menos horas de sueño se sienten perfectamente (patrón de
sueño corto). Independientemente de la cantidad de sueño, las personas pueden
clasificarse también en función de la calidad del sueño. En función de esta
variable, Buela-Casal y Caballo (1990) hablan de sujetos «buenos dormidores»,
«malos dormidores», matutinos y vespertinos.
En cuanto a la calidad del sueño se habla de personas con patrón de sueño eficiente y personas con un patrón de sueño no eficiente. La diferencia entre ambos grupos no está en la cantidad de tiempo dormido, sino en las perturbaciones en el sueño de ondas lentas durante la fase IV que caracteriza a las personas con patrón de sueño no eficiente. Esto parece indicarnos que la calidad de la fase IV de sueño es fundamental para que el sueño sea reparador.
Por otro lado, se ha intentado relacionar la necesidad de sueño con ciertas características de la personalidad, pero los resultados hasta el momento son inconsistentes; Buela-Casal, Sierra y Caballo (1992) no encontraron diferencias de personalidad entre sujetos con patrón de sueño largo y sujetos con patrón de sueño corto. Otro hecho que diferencia a unas personas de otras es la tendencia a trasnochar o a madrugar.
Basándonos en estas diferencias podemos hablar de sujetos matutinos, que se caracterizan por la tendencia a levantarse y acostarse temprano, y de sujetos vespertinos, que tienden a levantarse y acostar se tarde. La diferencia entre ambos grupos está en que los vespertinos presentan un adormecimiento mucho más lento, a pesar de que suelen acostarse más tarde, que los matutinos. Algunos estudios han mostrado cómo la fase IV de sueño aparece mucho más tarde, presentándose en algunos casos al final de la noche.
En un estudio, Buela-Casal, Caballo y García-Cueto (1990)
seleccionaron a sujetos matutinos y vespertinos según su propia autoevaluación para
realizar una serie de pruebas de rendimiento a primera hora de la mañana y a
última hora de la tarde. Se hallaron diferencias en tareas de tiempo de
reacción y en la activación auto informada; los sujetos matutinos informaban
una mayor activación y tenían tiempos de reacción más cortos que los
vespertinos a primera hora de la mañana, y viceversa.
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